José Lobato, Pepón, vuelve herido de la guerra de Cuba donde el gobierno de la época le concede una licencia de estanco como mérito a su servicios en la contienda.

Con ella, se abre un establecimiento mixto, una Tienda-Bar situada ya en el lugar donde actualmente se encuentra el restaurante. En ella, lo mismo se podía a tomar un vino, que cambiar los sacos para andar por la nieve – habitual durante muchos meses del año en aquella época-. La clientela era principalmente vaqueros de paso y mineros que trabajaban en las minas ya extintas del monte.

Después de unos años, el negocio pasa a manos del hijo de José, Enrique, y su mujer Regina. En la Guerra Civil todo queda destruido y es en esos años muy duros, cuando con gran esfuerzo, se reconstruye la casa y se hace más grande. Se empiezan a dar más comidas y la cocina de Regina empieza a coger fama con platos como la merluza a la cazuela y el pixín alangostado.

Con el tiempo el negocio empieza a crecer y tienen lugar, por primera vez, las celebraciones. Es en ese momento cuando se comienza a dar bodas y a realizar en sus salones los famosos bailes de la época. Durante este tiempo empiezan a trabajar en el negocio los hijos de Enrique y Regina, Blanca y José Manuel – conocido como Cholo – junto con su esposa Mari que acompaña en los fogones. Los años pasan y Enrique y Regina pasan el testigo a sus hijos y Cholo se pone al mando de todo.

En 1984 se realiza una de las reformas más importantes de las casa, manteniendo la estructura de la casa original con la forma que tiene actualmente.

En los 90 se incorporan al negocio los hijos de Cholo y Mari. Antonio como Relaciones Públicas del restaurante y, Juan Luis en la cocina. Posteriormente, en los 2000, Marcos se incorpora a la sala.

Se van haciendo más reformas y en 1998 se amplían las instalaciones con la construcción de un salón para eventos de gran capacidad y con jardín privado.